jueves, 9 de junio de 2011

Visita al pasado.

Inmóvil frente a la pequeña puerta de madera carcomida, se preguntó por enésima vez si realmente estaba segura de lo que iba a hacer. La respuesta estaba clara: no. No sabía si quería averiguar lo que se disponía a averiguar. Y, en el caso de quererlo, no sabía si debía hacerlo. Pero tal vez las mejores cosas son las que se hacen sin tener ni idea de ello, impulsados por alguna especie de fuerza externa que nos indica que, nos beneficie o no, es algo que nos corresponde hacer en nuestra vida.

Desde que había descubierto la localización de la casa, la idea de visitarla no abandonaba su cabeza. Era lo que siempre había querido saber y, sin embargo, ahora que podía, el miedo la inundaba. Aún así, la idea era como una luz muy brillante en el interior de su mente: no podía mirarla directamente, pero tampoco era capaz de ignorarla. Por eso, finalmente, se había decidido.

Toc, toc, toc.

Silencio. Puso la oreja izquierda junto a la asquerosa madera (¿cuántos años tendría esa puerta?) y escuchó unos pasos; primero lejanos, luego mucho más perceptibles.

Ñieeeeeec.

La puerta se abrió lentamente, como si de una película se tratase. En realidad, ella se sentía como si estuviera en una película. La madera se iba moviendo para dejar paso al rostro que llevaba tantos años imaginando.

Mechones de sucísimo pelo negro tapaban la mitad de una cara pequeña, delgada y de color ligeramente violáceo. La suave línea de lápiz negro bajo los oscuros ojos apenas lograba disimular las marcadas ojeras. Los labios, completamente llenos de arrugas, se torcían en un gesto de desagrado.

Estaba claro que no era ella. Tragó saliva.

- Buenos días, soy... eh... estudiante de Sociología y... bueno, estoy haciendo una encuesta. ¿Le importaría que le hiciera unas preguntas?

La mujer se limitó a mirarla fijamente, encogiéndose de hombros. Parecía estar pensando: "¿Y qué si me importa?"

- Eh... Bien - con la mano temblorosa, sacó una pequeña libreta y un bolígrafo de su bolso -. ¿Quién más vive en esta casa?

- Vecinos - dijo la mujer, y escupió sobre la moqueta.

- Ya... Me refiero a si comparte el piso con alguien - aclaró, como si fuera lo suficientemente tonta como para no enterarse de que le estaba tomando el pelo.

- No.

- ¿No?

Entonces, sí que era ella. Se dio cuenta de que la mujer tenía un tic en el ojo derecho, y eso la puso muy nerviosa. Además, le temblaba ligeramente la cabeza, y no cesaba de rascar la madera de la puerta con unas uñas kilométricas.

- Está bien. Vive sola. Y... ¿no tiene hijos?

- No.

- Vale... y... ¿nunca los ha tenido?

La mujer paró de rascar la puerta y la miró con el ceño fruncido. Ella apartó la vista, incapaz de soportar aquel constante parpadeo histérico.

- Tal vez.

- ¿Ha tenido usted hijos? - estaba tan inquieta que ni siquiera había anotado nada en su libreta. Se apresuró a fingir que lo hacía, antes de que la mujer se mostrase más suspicaz de lo que ya se estaba mostrando.

- Bah, no. A eso no se le puede llamar hijo - contestó, sonriendo maliciosamente. Tenía los dientes rotos y muy amarillentos.

- Pero... ¿dio usted a luz? - preguntó, sin poder contenerse -. ¿Qué pasó con el bebé?

La tenebrosa sonrisa de la mujer se transformó de golpe en una mueca de enfado. Mientras el temblor de su cabeza se acentuaba, se echó hacia atrás y agarró con fuerza la mugrienta puerta.

- ¿Qué coño te importa a ti eso? - gritó, descontrolada de pronto -. ¿Y qué más da si tuve un hijo o no lo tuve? ¡Yo nunca quise nada de eso! ¡Los hijos son una mierda! ¿Qué te importa a ti, eh? ¿Qué te importa?

- No me importa - balbuceó ella, inmóvil en el umbral de la puerta. La mujer le dirigió una última mirada de asco, levantó un brazo y pegó un portazo con enorme furia. Sólo entonces ella se atrevió a añadir: - No me importa, mamá.

4 comentarios:

  1. Vaya entrada, y vaya blog... Se ve que vales para esto (:

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  2. INCREÍBLE. No hay otra palabra, me he quedado a cuadros. El dia que yo tenga tanta imaginación y la sepa plasmar de una forma tan alucinante como lo haces tu, tardará mucho, mucho en llegar.
    teka chavalita, tienes un don envidiable

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  3. Muy estimada señorita Nadia:

    FUAH! :O

    Att: Rubén

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  4. Fabuloso! Me has dejado flipada! Escribes genial! No lo dejes ;)
    Estaba pensando en los niños robados ... muchos aquí en España, niños y niñas que aún hoy buscan a sus padres. Tanta vida rota.

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