miércoles, 4 de julio de 2012

Plástico.

"Nos fuimos poniendo grises,
conformándonos con las subidas de precios
y la bajada de sueldos,
nos recortaron las alas como las hojas
que sobresalen de los matorrales,
nos pusieron guapos para la foto
pero ya no éramos nosotros.

Ahora somos lo que nos dijeron:
pasajeros repeinados, cuerpos firmes.
Somos la parte de los anuncios
que confirma su victoria,
somos seres desechables,
tenemos el poder de consumir,
la razón en la cartera,
la esperanza en los centros comerciales.
A veces llegamos a la meta
y nos la mueven un metro más allá,
una y otra vez, una y otra vez.

Nos lo dejaron claro:
no levantes la voz, compórtate,
hemos hecho este camino para ti,
no protestes por si acaso,
no repliques a tu jefe,
asiente, es por tu seguridad,
nosotros te cuidamos
.
Flores de plástico, parques de plástico,
sueños de plástico, chicas de plástico,
hombres oscuros.
Nosotros haremos que te guste el frío,
nosotros haremos que agradezcas la escasez.
Bienvenidos a los detectores de metales,
a los detectores de bondad,
sonríe que te están filmando las cámaras.

Y ahora ya no nos gustan nuestros cuerpos
ya no nos gustan los consejos
ya no estamos en garantía
pero no deber cundir el pánico,
ellos cuidan de nosotros,
nos lo repiten cada día:
estamos trabajando en ello."



MARWAN

sábado, 7 de abril de 2012

Ovejas y vidas vacías.

Tenía una vida completamente vacía. Vacía, porque carecía totalmente de emociones mínimamente fuertes de ningún tipo. No había en ella nada que le impulsara a seguir adelante. Miraba a su alrededor y lo único que veía eran los residuos de un mundo putrefacto en el que ella no había decidido vivir, un mundo superficial y caprichoso al cual no pertenecería nunca.

Atravesaba las sombrías calles y los rostros sin cara pasaban fugazmente a su lado. Esos rostros fraudulentos, con esas expresiones de autosuficiencia de quienes creen ser alguien especial. Un tupido manto cubría las miradas de todos y cada uno de ellos, un amargo veneno emanaba de sus sonrisas. El incesante cacareo que la perseguía, hablando sobre temas absolutamente intrascendentes, le provocaba dolor de cabeza. Observaba cómo todas esas personas fabricadas en serie se preguntaban sobre sus respectivas vidas sin tener interés más que en la suya propia, y notaba una sensación parecida a un dolor de estómago.

Regresaba a su madriguera y se refugiaba en ella. Allí, el espejo era el único que la veía llorar, el único al que le explicaba la abundante hipocresía que la rodeaba día tras día y su insatisfacción con el mundo. Ella pensaba mucho. Pensaba mucho, y hacía poco.

¿Poco? Nada.

Acariciada por las sábanas, se aliviaba soñando con una vida que le llenara. Una vida en la cual llevaba a cabo actos grandiosos y ayudaba a esos rostros sin cara a ser una identidad y no un simple número.

Pero la mañana volvía a empujar al sol hacia su ventana para iluminar el comienzo de un nuevo día, un día exactamente igual que cualquiera en su vida vacía de mucho pensar y poco actuar. Salía a la calle y se mezclaba entre los rostros sin cara. A lo lejos, alguien la observaba. No a ella, sino a todos. Porque, para ese alguien, su rostro tampoco tenía cara.



"Eres diferente, sí... exactamente igual que el resto."

domingo, 1 de abril de 2012

Fragas do Eume.

Un incendio afecta al corazón del parque natural de Fragas do Eume

Lo peor no es que los humanos estemos condenados a extinguirnos, sino que, cuando lo hagamos, ya habremos tenido tiempo suficiente para condenar a la extinción al resto de los seres vivos.

jueves, 22 de marzo de 2012

Ángel Petisme.

¡ABAJO EL CIELO DE LOS REINOS Y EL BBVA!
Viva la palabra que escu(l)pe el horizonte
abajo una constitución que no garantiza
ni vivienda ni trabajo ni educación ni sanidad
DIGNAS para sus ciudadanos.
Viva la carne, los labios y los sexos en flor,
abajo la Obra de Dios y los cerebros con condón.
Vivan las personas que nos dan GUSTO POR LA VIDA,
abajo los muertos vivientes que día a día
comercian con el aire de nuestros hijos
y los hijos que “se fueron por las cloacas”.
Vivan los que se entregan en vigilias y sueños
al lento trabajo de la dignidad.
Abajo los funcionarios, los serviles y los pobres de espíritu.
Vivan los que saben amar, recordar el futuro,
abajo los que hacen daño, dinamitan las nubes,
los que cuentan con nosotros cada cuatro años,
los conformistas, LOS PUTREFACTOS, pusilánimes.
Viva el aragonés, el bable, el asturiano, el gallego, el catalán, el euskera.
¡Abajo la policía del rey Juan Carlos I!
Viva el mar y la luz del verano,
muerte a los traficantes de almas
y a los ladrones de sonrisas.
Viva el 14 de abril, el 15 de mayo,
la libertad de expresión, las migas con chorizo
y la madre que os parió.
PD: Azufre a los que nos dieron letizias por noticias.

domingo, 5 de febrero de 2012

Una pieza ¿perdida?

Tal vez todo sería mucho más sencillo si fuera una de las piezas del puzzle perfectamente fabricadas y diseñadas para encajar a la primera con las demás piezas situadas alrededor. Más comodidad, menos preocupaciones. Más tranquilidad, menos sentimientos inconcebibles de repugnancia al observar actos aparentemente fútiles en personas poco o nada interesantes.

A veces me pregunto si llegará el momento en el cual encontaré mi maldito sitio dentro de este enorme puzzle, aunque sea en una recóndita esquina. Sí, a veces me lo pregunto. Y es cuando lo hago que me doy cuenta de que, en realidad, yo no quiero encajar en este hastiado, mediocre, alienado y sumiso puzzle de mierda. Es parte de mi propia idiosincrasia: soy consciente de que sería mucho más feliz dentro del rebaño, pero jamás querré insertarme totalmente en él.

Supongo que es bastante sencillo: desde el momento en el que desarrollo ciertos sentimientos de asco y desazón hacia el puzzle que me rodea, el cual me exige ahormarme para meterme en él, ya no puedo hacer nada por ser dichosa dentro del conjunto. Resulta que yo soy consciente de su apestosa falsedad, de la borreguización que conlleva, de la injustificable manipulación de todas sus piezas, de la total supresión de aquellos aspectos de cada una que se salgan de la norma e impliquen una forma de pensar que ponga en peligro esta desmesurada calumnia.

En fin, como dice mi querido Bob Dylan: